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Construcción machista en la sociedad

En la actualidad, la normalización del machismo se genera también en las redes sociales, vista en las plataformas y medios de comunicación modernos y de acceso inmediato a través de comentarios, fotos, memes que se transmiten con intenciones hostiles a la mujer. Una mujer que ahora rompe los esquemas del “qué debe hacer”, “cuál es su lugar”, y lucha por hacer su camino hacia la igualdad. El objetivo de este texto es poner en situación y entender cómo se fue construyendo el machismo en la sociedad, y cómo afecta gravemente el crecimiento y lucha de las mujeres por desarrollarse en libertad.

El psiquiatra Carlos Bromley explica a la revista Somos, en el presente año, sobre el tema y aclara que “el machismo no es una enfermedad mental, es una enfermedad social”. Y es qué, la expresión de un gran colectivo en la sociedad, la seguimos arrastrando a través de los años, la cultura machista y la creación de los roles de género, marcan una gran brecha de desigualdad entre el hombre y la mujer. Ya que aquellas conductas estereotipadas, son avaladas por un grupo social machista, el cual deja a una mujer encasillada en seguir ciertas conductas y patrones que no hacen más que denigrarla. Sin embargo, destruir el modelo patriarcal, aquel que enaltece al hombre, es una lucha constante de la mujer, puesto que nuestra sociedad machista no puede aceptar el crecimiento, la fuerza y empuje de ella, porque el patriarcado se encuentra muy arraigado en nuestra cultura y fuertemente inculcado en la población. Es así que el hombre machista siente la pérdida de su jerarquía y posición de superioridad. Por esta razón, se forman grupos de personas con las mismas creencias erradas y aires de superioridad para intentar hacer todo lo que esté a su disposición y, de este modo, atacar a la mujer. ¡Y que mejor forma, que utilizar los medios actuales, masivos y con la más grande ventaja: usuarios que los convierten en anónimos! Como resultado, desde las trincheras digitales, el perfil del hombre machista dispara una gran cantidad de comentarios hostiles, para acallar un derecho que es consolidado, comenta la editora de igualdad de una cadena televisiva española, Alicia G. Montaño, en referencia a la gran cantidad de ataques violentos que fomentan el odio. A pesar de que el internet sea un espacio de total libertad de expresión, el acoso es una amenaza a éste, y nadie mejor que las mujeres somos conscientes de ello, ya que es un problema con el que lidiamos día a día. Una investigación del 2017, realizada por Amnistía Internacional, revela los efectos que tienen para las mujeres la violencia a la que se enfrentan en la red: ansiedad, estrés, autocensura o miedo por su integridad física. Pese a estos estudios y conclusiones, hay quienes expresan que las mujeres son las culpables, hay quienes ni opinan, pero al final todos siguen siendo partícipes, ya sea consciente o inconsciente, de la agresión a la mujer. Ser cómplices de este efecto dominó, que puede llegar a convertirse en situaciones como la de una joven italiana, que se suicidó tras haber sufrido un despiadado ciberacoso a raíz de un video sexual, que viralizó su ex novio, un video que no fue consensuado, una exposición y acoso constante que la llevó a tomar la peor decisión. Lamentablemente estas son las situaciones reales a las que la mujer se expone diariamente en la red.

 En conclusión, aun cuando la mujer ya no asuma el papel de sumisión y no acepte la etiqueta impuesta a lo largo de nuestra historia, la cultura y el pensamiento machista aun abarca gran parte de la población, y es a través de las redes sociales donde hallan apoyo de otros machistas, por el cual anónima y libremente atacan sin piedad ni remordimiento a la mujer. Es ahora cuando cada uno debe tomar conciencia y pensar muy bien antes de seguir con esta cadena de acoso.

Desconocimiento de la normativa de las redes sociales

      En la actualidad la web ha dado paso a nuevos medios de comunicación como son las redes sociales masivas (Facebook, Instagram, Twitter, WhatsApp). Por lo tanto, cumplen con los requisitos de poseer un emisor, receptor y mensaje. Lamentablemente, en muchos casos, el receptor transmite un mensaje muy dañino hacia el receptor, puesto que la gran mayoría de usuarios no está al tanto de las pautas que existen en estos medios de comunicación. Sabemos que las normas trazan los límites entre lo que está permitido y lo que no, además son esenciales para una adecuada convivencia. Entonces, ¿por qué la mayoría de usuarios desconoce las normas de las redes sociales que utiliza? La finalidad de este texto es explicar un factor crucial de nuestra problemática, además de analizar la raíz de este problema de desconocimiento de las reglas en redes sociales.

 

      Si analizamos a profundidad la causa de este problema en las redes sociales, observamos que todo inicia en el desconocimiento de las normas de los medios de comunicación que están presentes en nuestra vida antes de la llegada del internet. Se ha demostrado que estos influyen inmensamente en los pensamientos y decisiones de la sociedad, sin embargo, los medios de comunicación, entre ellos la prensa escrita y la televisión, han demostrado influir de manera negativa. Por ejemplo, es común que la información mostrada en los medios mencionados sea manipulada en beneficio de una persona o grupo, además de fomentar estereotipos; inclusive ha habido casos de discriminación que muchas veces, pasan desapercibidos a causa de que se han llegado a normalizar. Así, pues todo esto afecta negativamente a los nuevos medios de comunicación que han ido surgiendo. Las redes sociales fueron diseñadas con el fin de crear amistades entre usuarios, compartir fotos, videos o información con sus contactos. Sin embargo, en diversas ocasiones, son usadas con maliciosas intenciones y perjudican así a otros usuarios, debido a que olvidan que las redes sociales también están regidas por normas para su correcto desarrollo. Entre las cláusulas principales, existe la prohibición de agregar información falsa, limitaciones de contenido, prohibido atentar contra la integridad de otro usuario, acceso a información privada, entre otras. No obstante, abundan los casos de discriminación, divulgación de fotografías íntimas, manipulación de la información. Inclusive, existen usuarios (influencers) con mucho poder que manejan la manera de pensar de sus seguidores para su beneficio. De estas maneras, se ve reflejado el uso no ético de las redes sociales. Cabe resaltar que algunos casos de discriminación han contribuido a la creación de La Ley de Delitos Informáticos N°30096 y también al decreto 1410 del Código Penal que sanciona el acoso sexual, chantaje sexual y difusión de imágenes, materiales audiovisuales o audios con contenido sexual. En consecuencia, de los usos no éticos, la normalización del machismo es mucho más evidente a medida que pasa el tiempo como el caso de la italiana Tizana Cantone que, en 2016, se suicidó luego de soportar durante un año la circulación sin su consentimiento de videos que la mostraban a ella y su exnovio teniendo relaciones sexuales. Apenas los videos se difundieron por culpa de su ex pareja, hubo muchos comentarios, insultos, bromas pesadas, acoso y hostigamiento hacia Tizzana. Ella fue una víctima más de la práctica machista que ahora se conoce como “porno venganza”.

           

            En conclusión, muchas personas desconocen la existencia de normas en los medios de comunicación, lo cual afecta directamente a las redes sociales, ya que también son consideradas medios de comunicación. De manera que, los usuarios desconocen las normativas de estas llevándolos así al uso no ético y por consiguiente a la normalización del machismo en las redes sociales.

Desconocimiento e incumplimiento de las leyes e instituciones que están contra la violencia en redes sociales

        En la actualidad, el machismo en redes sociales es normalizado por la sociedad. Estamos acostumbrados a ver casos de acoso, amenazas y difamaciones. El 54.1% de denuncias registradas por el MIMP, en el año 2018, es de acoso virtual solo en Lima Metropolitana. Las aplicaciones más utilizadas para este tipo de violencia, según los datos estadísticos del MIMP del 2018, son Facebook con 76% y WhatsApp con 40%. Uno de los casos más conocidos, en el Perú, es el de Eyvi Ágreda, una señorita que fue atacada por Carlos Javier Hualpa, hombre que la acosaba por redes sociales durante mucho tiempo. Recibía el rechazo de ella. Sin embargo, existen leyes y decretos que buscan erradicar el problema. Entonces, ¿por qué sigue habiendo casos de acoso virtual si existen normas que lo prohíben? En el siguiente texto, se explicará uno de los factores de esta problemática, se analizarán cuáles son las deficiencias de las instituciones encargadas y la razón por la cual estas normas fallan.

 

 

        Como ya se había afirmado, el machismo normalizado en redes sociales contiene múltiples factores. El más arraigado con esta agresión virtual es el desconocimiento o deficiencia de las leyes e instituciones que están contra la violencia en redes sociales y medios informáticos. En primer lugar, se explicará la falta de conocimiento de la ley n° 30096 sobre delitos informáticos y el decreto legislativo 1410 del código penal. La norma tiene como objetivo sancionar y prevenir las conductas ilícitas que afectan los sistemas y datos informáticos, especifica delitos como la suplantación de identidad, el tráfico ilegal de datos, propuestas obscenas, entre otros. La consecuencia penal es de tres años, como mínimo, de pena privativa de la libertad y como máximo cinco años. Sin embargo, la falta de difusión de esta ley hace que muy pocas personas la conozcan y acepten. Lo mismo sucede con el decreto legislativo 1410 y su ausencia en las políticas de creación de cuentas sociales esta norma su objetivo es sancionar los actos de acoso en todas sus modalidades, incluido la difusión de imágenes y chantaje sexual. La pena legal es de no menor de un año y no mayor de cuatro años. En otras palabras, existe una deficiencia por parte de las autoridades legislativas, pues plantean las normas mas no las difunden ni ponen en práctica. En consecuencia, la problemática aumenta y las victimas no denuncian. En segundo lugar, se presenta la falta de protocolo de acción por parte de las instituciones ante una situación de violencia en redes sociales. Por un lado, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP). Esta entidad estatal usa como medida preventiva la “Alerta contra el acoso virtual a las mujeres”, un medio en el que la víctima, un representante o alguien que presenció la agresión, pueda detallar cómo sucedieron los hechos. El objetivo es conocer la magnitud y características de la problemática. Si bien presentan una manera de exponer la acción, no toman medidas de denuncia, solo de recolección de datos estadísticos. Por otro lado, un sector del Ministerio del Interior y de la Policía Nacional del Perú: La División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología (DIVINDAT), cuyo objetivo es investigar, denunciar y combatir el crimen organizado transnacional. Esta institución no se enfoca en solo un sector del crimen informático, trata de manejar una visión grande de estos delitos. Por esta razón, no se cuenta con la disposición logística específica para sancionar e investigar efectivamente en acoso virtual. Se presentan las evidencias del caso y, finalmente, se derivan al Poder Judicial, donde si cumple con los requisitos obligatorios, pasa a judicializar el caso. Sin embargo, si faltan algunos criterios, ralentiza el proceso de denuncia.

 

 

        En conclusión, a manera de síntesis, el desconocimiento y falta de difusión de la ley de delitos informáticos y del decreto 1410, genera la disminución de denuncias y el aumento de casos de agresión virtual. Las instituciones como el MIMP y DIVINDAT. Tienen maneras de exponer la problemática, mas no brinda alternativas de solución.  La falta de protocolo de acción de las instituciones ante un caso de violencia virtual. Es un problema realmente grave, pues no se sabe cómo reaccionar y qué medidas tomar en esta situación de riesgo. Cada vez son más los casos conocidos y menos la ayuda brindada a las víctimas. Lamentablemente la mayoría de casos de violencia por redes se termina concretando en violencia física.

El usuario machista en las redes sociales

Hoy en día, las redes sociales han tomado un influyente posicionamiento dentro de los medios de comunicación. Esto es causado en gran parte por lo accesible que es ahora la internet. El alcance global que comprende ha generado una masificación de usuarios alrededor del mundo, evidenciando realidades alarmantes, como la que vive la mujer y el movimiento feminista, una agresión que no se detiene dentro del mundo físico, sino que traspasa al mundo virtual. La normalización del machismo que ocurre en las redes sociales es el motivo de la problemática: por ende, el usuario machista es factor clave en esta situación. Éste, con un comportamiento de acciones violentas causadas por una equivocada percepción de la realidad, genera esta agresión cíclica.

          El usuario machista posee una compresión distorsionada de la realidad, particularmente de la relación hombre-mujer: por lo tanto, actúa dejando en evidencia el constructo machista, sexista y misógino que nunca llegó a cuestionar a lo largo de su vida dentro de la sociedad patriarcal. Una actitud que refuerza estos pensamientos es la formación de alianzas que fomentan la ideología machista, como por ejemplo la gran cantidad de opiniones sexistas y pro-machistas que son compartidas a diario. Este contenido no es refutado, al contrario, es celebrado y apoyado por los usuarios masculinos, debido a que, mediante estas acciones grupales, ellos buscan justificar sus conductas discriminatorias contra la mujer. El machista en la internet se autoproclama el derecho de opinar respecto a toda acción efectuada por una fémina, es decir, se otorga la licencia de exigir argumentos y explicaciones, ya sea a la forma de pensar o a las acciones concretas realizadas. Con todo lo anterior, este usuario espera que el deber de la mujer sea justificar su actuar. Algunos de estos agresores se camuflan bajo la autodenominación de “aliados feministas”. Estos falsos aliados llegan a comparar algunas situaciones de su privilegiada situación con la constante realidad de subordinación que sufre la mujer y, de esta manera, intentan conseguir protagonismo, con lo cual reflejan el deseo hasta de dominar una causa donde los afectados no son ellos. Sumado a esto, el falso aliado feminista distribuye contenido errado, creándose malinterpretaciones dentro una sociedad que aún desconoce del tema.

          Las acciones violentas con las que un “machitroll” se desenvuelve en las redes sociales tienen el fin de distorsionar la realidad a su favor, creando contenido hostil con todo lo que represente lo femenino. En particular, con la utilización de términos como “hembrista” o “Feminazi”, logran más que confundir a la sociedad, generan un temor injustificado a la palabra y al movimiento feminista en sí. Debido a que les interesa restarle valor como persona a la mujer, esta es cosificada y descalificada según su apariencia física, consiguiendo invalidar la opinión basándose en su peso, altura o forma de vestir. Origina situaciones de debate malintencionado para anular los argumentos femeninos y/o activistas, con la única finalidad de desprestigiar. El uso del mansplainig es recurrente dentro de este perfil, el cual ocurre cuando un hombre explica un tema de forma condescendiente a una mujer, solo por ser mujer. El flaming es el recurso más utilizado para atacar vía web. Los que tienden a realizarlo basan su hostigamiento en mensajes insultantes y burdos. Gracias al anonimato otorgado por las leyes de protección de privacidad de redes sociales, estos usuarios se escudan y las utilizan como un recurso para continuar la ciclicidad de la agresión. Una vez reportado o bloqueado, el agresor no queda satisfecho y aún posee el impulso de continuar con los atentados. La facilidad de crear nuevas identidades anónimas le otorgan al “machitroll” una infinidad de oportunidades para continuar la violencia cibernética.

          De este modo, el agresor comprende la realidad varón-mujer de forma distorsionada y por estas ideas erróneas preconcebidas se autoproclama derechos y violenta de manera cíclica. Identificar al usuario con este perfil es el primer paso para revertir la normalización del machismo en las redes sociales y en un futuro poder vivir en una sociedad igualitaria y más justa.

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